El sentido del tacto, reflejo de arte o provocación

Mayte SanGlez

Arte, controversia y feminismo: límites entre la expresión y la defensa de los derechos femeninos

Las redes sociales hoy en día se hacen eco de un nuevo tipo de arte. Un arte conceptual que Milo Moiré nos hace llegar mediante una performance llamada "Mirror Box", en la que permite que cualquier transeúnte, siempre que sea mayor de edad, pueda tocar sus genitales durante 30 segundos. Eso sí, como ella ha expresado, con su previo consentimiento.

Moiré con megáfono en mano expone su cometido mientras pasea por las calles de Düsseldorf, Ámsterdam y Londres. Su objetivo, el de representar la naturaleza consensual de los actos sexuales, por lo que informa: "Estoy aquí hoy para defender los derechos de las mujeres y la autodeterminación sexual".

Vídeo completo de performance en la calle ⎜ Fuente YouTube

A cualquiera de las lectoras, tras analizar los hechos, le pueden surgir dudas del tipo… ¿Es ese su verdadero objetivo? ¿Realmente ha logrado sacudir el status quo o es una sempiterna y popular provocación? Con ello parecen llegar nuevos tiempos para la controversia en lo que al arte y defensa de derechos de las mujeres se refiere. Lo real es que no deja indiferencia ante todo aquel que ha visto su performance.

Para defender a la mujer y en la práctica de esta iniciativa, toma como referente a Valie Export, una artista que ya hizo la misma performance que ella en el año 1968, cuando el feminismo convergió con movimientos estudiantiles, y en la que dejaba que tocaran sus pechos. Algo que no tuvo mayor trascendencia en la sociedad, salvo que la gente creyera que era prostituta y el propósito de provocar a todas las asistentes. Siendo esta última la meta a alcanzar por la autora al inicio del trabajo en cuestión y que logró con creces.

En el caso de Moiré, no solo quedó en la provocación. Indudablemente, aunque los comentarios no se hicieron esperar, las denuncias tampoco. En Londres concretamente, fue detenida durante 24 horas e imputada para abonar una multa de 1300€ por escándalo público. Y es que en su propósito de convencer a la gente sobre su arte y la defensa implícita que este llevaba consigo, tan solo se quedó en una interpretación totalmente opuesta. Los denunciantes consideraron un escándalo el que alguien se prestara a tocamientos por todas las personas de la vía pública y a plena luz del día. Para el resto, fue la gran oportunidad de poder aprovechar dicha situación y tocar las partes más íntimas de esa mujer. El sexo femenino de una desconocida sin oposición alguna.

Afortunadamente, los tiempos han cambiado; han pasado algo más que décadas desde el año 68. La sociedad ha avanzado y con ella la legislación. Llegó la Ley Orgánica 3/2007, en la que, con motivo del art.14 de la Constitución y por el derecho a la igualdad, da pie, entre otros, al art.7, en el que constituye como acoso sexual cualquier comportamiento físico o verbal que tenga el propósito de atentar contra la dignidad de la persona, causando un entorno intimidatorio, ofensivo o degradante. Continuamos en la andada y también llegó, surgió, el movimiento #MeToo, que en 2017, y aún quedando mucho trabajo pendiente por realizar, se hizo viral cambiando el mundo.

Realmente, sentirte tocada por desconocidos no sea la mejor manera de pedir unos derechos sobre tu cuerpo. ¿Qué pensarían aquellas que lucharon por los derechos de la mujer, como Clara Campoamor o, por ejemplo, Olympe de Gouges, quien perdió la vida por reclamarlo? Sería importante considerarlo. Más siendo mujer.

También alude como fuente de influencia sobre su trabajo a la famosa Marina Abramovic. Tan igual y diferente a la vez. Lo que la aproxima más a ella, el haz, podría considerarse "Ritmo 0", una obra en la que, ciertamente, permite a la audiencia manipular su cuerpo con acciones, aunque en ningún momento declara que haga esto en defensa de los derechos de la mujer. Una experiencia en la que también involucra a las personas allí presentes y comprueba la fina línea que separa la timidez de la posterior violencia, que no tarda en llegar, pero que lo hace de forma gradual. Llegando a temer la artista por su propia vida al sentirse, como ella misma dijo, violada ante los actos del público en una atmósfera agresiva.

El envés con Abramovic sería la retrospectiva "La artista está presente" realizada en el MoMa, donde invita a toda aquella persona que quiera, siguiendo un orden establecido, a sentarse frente a ella y simplemente mirarse. Transmitir sensaciones y emociones por parte de ambas, con la mirada, sin llegar a tocar ni ser tocada por nadie. Por lo que ni la primera ni la segunda tienen nada que ver con la intención declarada por Moiré en su performance "Mirror Box".

En el debate generado en torno a si pertenece al tipo de arte contemporáneo, ni tan siquiera cumpliría la característica de ser innovador, porque, como ya hemos descrito anteriormente, es copia de una iniciativa realizada por Valie Export.

Más que una obra de arte, parece ser una mofa, generando polémica, como podríamos decir que lo fue en su día, y por buscar algún símil, la obra de Marcel Duchamp, titulada "La fuente". Un urinario que presentó este autor con el seudónimo de R. Mutt, para que fuese expuesto por la Sociedad de Artistas Independientes en su exposición anual con la finalidad de destruir unos cánones establecidos. Una broma que llegaría lejos y que se convertiría en la primera obra de arte conceptual, algo que, tras mucho dudar, posiblemente no se repita, por lo que Moiré no pasará a formar parte de este tipo de arte con su obra. Si en su momento no lo hizo Valie Export, es evidente que ella tampoco lo hará.

Y es que tenemos que aprender a valorar, porque vivimos en un mundo donde cualquier cosa parece ser o quiere ser llamado arte, incluso una "mejor" o "peor" versión de una actuación realizada antes por otra artista. Vivimos en un mundo donde parece ser que defendemos los derechos de la mujer, medio desnuda, en medio de una plaza, mientras cientos de personas nos tocan las intimidades. Vivimos en un mundo donde tenemos que parar y reflexionar, en este momento y en esta situación, con un tema a tratar: el arte y la defensa de los derechos de la mujer. Tenemos que mirar atrás, para que la historia y la trayectoria tomada hasta el momento nos diga si actuamos de la forma correcta para seguir avanzando, o si, por el contrario, estamos retrocediendo. Porque no todo es arte ni todo es en defensa de los derechos de la mujer. Mis mayores, a veces, decían frases que te hacían pensar. En unas indicaban: "El arte se observa, se aprecia y se analiza, pero jamás se toca, porque se ensucia". En otras expresaban: "Las mujeres se miran, se valoran y se respetan", por lo que podríamos deducir, Mila Moiré, que así, de esa forma, tampoco se tocan, porque también las ensucian.